Aunque su apariencia no lo insinúe, la trayectoria profesional de Leo Harlem está muy ligada a los deportes de riesgo. Claro que no por destacar en la práctica de alguno de ellos, sino porque en uno de sus mejores monólogos destripa de forma brillante y, sobre todo, desternillante, varios de los deportes de riesgo que tan de moda están.
‘Leo Harlem deportes de riesgo’ es una búsqueda muy habitual en Internet entre quienes desean pasar un buen rato a costa de las desventuras de uno de los mejores cómicos españoles de la actualidad.
En este ya mítico monólogo, Harlem se acerca al mundo de los deportes de riesgo desde la óptica del típico hombre español de mediana edad con ‘cierto sobrepeso’. Para este reconocido estereotipo, el único riesgo identificable es el de una buena siesta, de esas que dejan “toda la almohada encharcada”.
Y así es como cuenta sus experiencias tras practicar senderismo y trekking a tal ritmo que hasta la cabra de la Legión se suicidó después de que le “adelantasen cinco gordos”; el rafting en aguas bravas (según él, lo único que pueden ser bravas “son las patatas”); el descenso de barrancos o barranquismo, a cuya definición tanto ha ayudado el propio Leo Harlem: barranquismo es, ni más ni menos, que “bajar un río por donde no es” embutido en un neopreno con “pinta entre buzo y morcilla de Burgos”; el “sobrevalorado” puenting; o el paintball, el único deporte de riesgo en donde Leo Harlem da rienda suelta a sus instintos y disfruta de tal manera que a una de sus ‘víctimas’ le tienen que sacar “titanlux hasta de las encías”.
Después del cúmulo de peripecias experimentadas con los deportes de riesgo, Leo Harlem opina que “eso no son actividades, eso es suicidarse a plazos”. Una sentencia en clave de humor que encierra una verdad incuestionable: si practicas deportes de riesgo, contratar un seguro accidentes deportivos resulta fundamental. Y que el mayor riesgo al que nos expongamos sea ‘morirse de risa con Leo Harlem’.
