Los deportes de riesgo, en general y debido a su propia naturaleza, nunca verán avalanchas de practicantes entre sus huestes. Sin embargo, las nuevas tecnologías los han acercado al gran público y este hecho no ha pasado desapercibido para los fabricantes de telebasura.
La práctica de los deportes de riesgo es, en cierto modo y con las excepciones de rigor, restringida. Entre las excepciones, podríamos incluir desde el senderismo y el trail running hasta el ciclismo o el esquí: reciben seguimientos importantes, pero su consideración de riesgo proviene de la cantidad y gravedad de los accidentes que registran. La principal diferencia entre unos y otros radica en el nivel de habilidades técnicas que se requieren para su práctica. Por mucho que nos encante ver espectaculares vídeos de Salto BASE, será complicado que alguien sin los mínimos conocimientos básicos se lance desde una montaña a volar sin más. En cambio, puedes aprender a esquiar o andar en bici en unas horas.
En consonancia con ese carácter restrictivo, su espacio en los programas de deportes de las televisiones siempre ha sido muy limitado… hasta ahora.
Pongámonos en contexto: de un tiempo a esta parte, prácticamente en todos los informativos deportivos de las televisiones generalistas resulta dificilísimo ver imágenes deportivas ¿? El 90% de sus parrillas están copadas por polémicas tan sugerentes como las declaraciones de un neandertal (aficionado o periodista, ya no existe diferencia) acerca de su odio visceral hacia el equipo de fútbol que siempre les vence. Es decir, la telebasura, ese tipo de televisión tan denostada (con razón) que invadió hace años nuestras pantallas a través de los programas del corazón, hace tiempo que se ha impuesto entre la televisión deportiva española.
Existirá alguna salvedad, pero no en los informativos. En éstos, las noticias sobre gestas deportivas han sucumbido frente al sensacionalismo y el morbo. Con el único objetivo de mejorar las audiencias, la mayoría de los periodistas deportivos del país se han convertido en meros periodistas de sucesos. Lo cual estaría muy bien si nos avisaran de que entra la sección de sucesos, no la deportiva.
Porque tal como apunta Mónica Planas, periodista especializada en televisión del diario Mundo Deportivo, “ya no vemos ciclismo. Vemos ciclistas atropellados. No vemos gimnasia. Vemos roturas escalofriantes de huesos. No vemos surf. Vemos a un surfista engullido por las olas”.
El caso es que los avispados gacetilleros que confunden diariamente su profesión, pensaron que quizá se habían pasado de frenada y que habría que mostrar más imágenes deportivas. Y aquí entran en juego los deportes de riesgo: la espectacularidad de algunos accidentes son el reclamo perfecto para las audiencias. Nadie duda de que ciertos hechos son noticiosos y es justo informar de ellos… pero lo grave es que solo se acuerden de algunos deportes cuando ocurren desgracias.
Planas describe de forma certera la situación actual: “En Antena3, si mencionan la Titan Desert es para explicarnos que la quiere completar un exdrogadicto. Y en Jugones, si mencionan un Ironman, es porque el protagonista es un tío al que le falta una pierna. El fútbol de las categorías más bajas sirve para mostrar padres dándose puñetazos, árbitros perseguidos por la afición o propuestas matrimoniales en el césped. Y cuidado con el nuevo género imprescindible en cualquier programa de deportes que se precie y que está pegando muy fuerte: los rescates de montaña. No es que importe el alpinismo. Lo que se ha convertido en actividad deportiva es el propio rescate. La facilidad de filmación que han permitido las nuevas tecnologías ha convertido estas hazañas en las cumbres más peligrosas en el pan de cada día en los informativos. La degeneración del periodismo deportivo televisado conlleva un desinterés por el deportista profesional y una búsqueda desesperada de la épica y las historias de superación que se han convertido en caricaturas. Lo que es un verdadero espectáculo es ver a los propios presentadores cargarse el oficio día a día. Buscando su salvación, avanzando hacia la autodestrucción”.
Hoy mismo, sin ir más lejos, en una sección deportiva de la web de una televisión generalista se habla de skateboard porque un padre agredió en un skatepark de Australia a los abusones de su hijo. ¿Cuántas noticias creen que ha dado esa televisión sobre alguna competición de skateboard en los últimos años? Puede que ¿ninguna?
Para quienes, por ejemplo, practican y aman los deportes de montaña, resulta muy triste aceptar que lo único que interese del alpinismo sean los rescates y no el intento, por ejemplo, de una vía invernal nunca superada en el Himalaya. Una verdadera pena que, para los responsables de los informativos deportivos de nuestro país, los deportes de riesgo solo sirvan como alimento de la telebasura y se obvie todo su potencial.